Por primera vez desde la promulgación de la carta magna, se ha hecho valer el artículo que posibilita la destitución del Presidente. El actual mandatario de la República, Emmanuel Macron, que comenzó su mandato con altas tasas de apoyo popular, ha visto reducido el mismo a causa de la crisis social y económica que atraviesa el país. Una deuda galopante que ya se acerca al 200% del PIB, un aumento sin precedentes del gasto social y una presión fiscal que no se veía desde hace lustros, ha volatilizado la confianza del liberal. La paradoja es que esto sucede después de que el propio Partido Liberal arrasase en las últimas elecciones a la AGP con 38 escaños.
Pero la jugada no ha sido de hecho orquestada desde la Asamblea sino desde el Consejo. Han sido los espartanos los que, aterrorizados por la deriva económica del Ejecutivo, han decidido dar un golpe sobre la mesa utilizando esta herramienta. La Constitución establece que para que se pueda producir el cese del Presidente son necesarios la mitad mas uno de los consejeros, en este caso se necesitaban 10 al haber un total de 18. Y estos han sido justo los votos favorables, que han provenido de Hispánica, Reino Unido, Orión, Impravia, América, Cruz Roja, Sicilia, Laconia, las Tierras de los Ríos y Valyria. Especial estupor han causado los votos favorables de la anglofonía (Umbría y Barbiola), que en las presidenciales apoyaron masivamente a Macron y hoy han acabado con su presidencia.
La nueva presidencia durará sólo un mes, pues la ley establece que debe hacer elecciones el 1 de junio, aunque haya habido entre medias otras elecciones. Es decir, este cese no pone a cero el reloj. Macron estará en funciones hasta el próximo lunes. Este hecho a pillado a todos con el pie cambiado y no hay candidatos sólidos, salvo en el ala derecha, donde Isabel Díaz Ayudo tiene una clara presencia.
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